Como cada invierno, la factura de la luz se dispara ante las menores horas de sol disponibles -lo que implica tener menos luz natural en casa- y la necesidad de encender la calefacción o ducharnos con agua más caliente para entrar en calor. Un conjunto de circunstancias que derivan en una factura eléctrica más abultada.
Pero, a pesar de ello, es posible ahorrarse unos euros en la factura de la luz si se toman algunos consejos que, puede que hayas oído alguna vez, pero nunca te has tomado en serio. Por eso, hemos recopilado los más importantes para que no pasar frío nos salga más barato.
La temperatura de 19º se nos debe quedar grabada a fuego en la mente. Según los expertos, esta es la temperatura idónea en el hogar, ya que no es conveniente para la salud que en invierno estemos en casa sudando la gota gorda por miedo a echarnos encima una mantita en el sofá. De hecho, según la empresa de aislamiento térmico Danosa, a partir de los 20º cada vez que incrementamos un grado la calefacción la factura se encarece un 7%. Por lo tanto, es mucho mejor tenerla puesta durante todo el día o más horas a menos de 20º que unas pocas a 25º. Tanto para el confort en el inmueble como para el de nuestro bolsillo.
Seguro que has escuchado hablar de la discriminación horaria en la factura de la luz y piensas que solo permite ahorrar a las personas que están más en casa por la noche -y es entonces cuando hacen las principales tareas de la casa-. En concreto, la discriminación horaria divide el día en tres tramos: hora punta, hora valle y hora supervalle. Evidentemente, en la hora punta es cuando más caro es el kilowatio de luz, mientras que en la supervalle es más barato. Según el portal inmobiliario Fotocasa, aunque no adaptes tu consumo a la hora supervalle (que es por la noche), puedes ahorrar hasta un 15% en la factura de la luz.
Muchas veces sucede que tenemos una potencia eléctrica contratada en casa que es excesiva para nuestro consumo y no lo sabemos. Por ello, es conveniente que llames a tu compañía eléctrica para que te lo revise y te diga si tienes la adecuada, pues de no ser así, con menos sería suficiente es mejor que la reduzcas, tu bolsillo lo notará (y también el medio ambiente, puesto que así no derrocharás electricidad).
Otro aspecto similar al anterior sucede cuando en otros casos tenemos contratados seguros y tasas innecesarios. Por ejemplo, los contratos de la luz incluyen un seguro que te cubre cualquier avería que se produzca en tu hogar por un corte de luz o una subida de tensión. La compañía se hace cargo así de cualquier desperfecto que pueda acarrear alguno de estos problemas. Pues bien, este seguro que estás pagando muchas veces está incluido en el seguro general de tu hogar, por lo que es conveniente que te informes porque puedes ahorrarte cerca de 10 euros al mes.
Es otro de los más clásicos y del que menos caso hacemos. Porque normalmente dejamos todos los aparatos eléctricos enchufados aunque no los estemos usando. Resultado: que la factura de la luz se encarece. Y solo por pereza. Así que, si no quieres seguir derrochando, desenchufa todo aquello que no estés utilizando. Lo agradecerás.
Por último, hay una serie de trucos caseros que también pueden contribuir a reducir tu consumo. Por ejemplo, si bajas todas las persianas durante la noche no permitirás que la casa se enfríe más de la cuenta (sí, los cristales también dejan traspasar el frío), lo que evitará que tengas que subir la calefacción más de la cuenta. Igualmente, corre las cortinas y, si puedes, cámbialas en invierno por unas más gordas, así también protegerán la casa del frío. En la misma línea, las alfombras son ideales para evitar que el suelo propague el frío, sobre todo si vives en un bajo o en las plantas inferiores de la casa. Son pequeñas ayudas que pueden suponer mucho a la hora de pagar la electricidad.